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Cuerpo de las articulaciones
Cuál es la función de una articulación?27 de marzo de 2019Las articulaciones son los puntos del cuerpo donde se unen dos huesos. A menudo hay movimiento entre ellos, pero a veces no lo hay. Una articulación tiene dos funciones principales: permitir la movilidad del sistema óseo y proporcionar un recinto de protección para los órganos vitales.
Estas articulaciones se denominan «fijas» o «inmóviles» porque no se mueven. No tienen cavidad articular y están conectadas mediante tejido conectivo fibroso. Los huesos del cráneo están unidos por articulaciones fibrosas.
Estas articulaciones tampoco tienen una cavidad articular y los huesos están conectados firmemente entre sí con cartílago. Estas articulaciones sólo permiten una pequeña cantidad de movimiento, por lo que se denominan articulaciones «parcialmente» o «ligeramente móviles». Las vértebras son ejemplos de articulaciones cartilaginosas.
Estas articulaciones permiten un único plano de movimiento, es decir, la flexión y la extensión. Las articulaciones de bisagra se encuentran en el codo y la rodilla. La simple flexión de brazos demostrará cómo funciona la articulación en bisagra. A continuación se explica cómo realizar este ejercicio:
Tipos de articulaciones
Las articulaciones son uniones funcionales entre dos o más huesos. Las articulaciones unen el esqueleto para darle estructura y permitir que los músculos muevan los huesos para realizar ciertas tareas como correr, alcanzar y agarrar. Hay muchos tipos de articulaciones, las más comunes son las sinoviales. Estas articulaciones se pueden mover libremente. Un buen ejemplo de articulación sinovial es la rodilla, la cadera, el codo, el hombro y los dedos. Se trata de las articulaciones fibrosas y cartilaginosas. Las articulaciones fibrosas, como la del cráneo, no tienen ningún movimiento. Las articulaciones cartilaginosas, como las de la pelvis, tienen muy poco movimiento.
Definición de anatomía articular
Las articulaciones fijas no tienen cavidad articular, sino que los huesos están unidos por tejido fibroso (principalmente colágeno). Entre ellas se encuentran los huesos del cráneo, que se conectan de forma flexible en el bebé, pero que posteriormente se fusionan en articulaciones de sutura y finalmente se osifican (se convierten en hueso). El tejido fibroso también conecta el hueso de los dientes con sus cuencas en la mandíbula.
En las articulaciones cartilaginosas, los huesos se mantienen unidos por el cartílago, sin cavidad articular. Los extremos de los huesos largos tienen una articulación cartilaginosa en la infancia, que luego se cierra. La sínfisis púbica, donde se unen los huesos del pubis, es una articulación cartilaginosa ligeramente móvil.
Las articulaciones más comunes son las que se mueven libremente en el cuerpo, llamadas articulaciones sinoviales. Las articulaciones sinoviales están rodeadas por un tejido fibroso o saco llamado cápsula articular. El revestimiento de esta cápsula segrega líquido sinovial, que lubrica los tejidos y espacios dentro de esta cápsula. Existen varios tipos de articulaciones sinoviales que permiten diferentes formas de movimiento.
La mayoría de las articulaciones del cuerpo humano permiten el movimiento. Algunas, como las del cráneo, no. Las articulaciones que sí permiten el movimiento, como la rodilla o el tobillo, tienen una amplitud de movimiento predeterminada, que es básicamente la distancia que puede moverse o doblarse cómodamente en cada dirección.
Movimiento de las articulaciones
Una articulación (o superficie articular) es la conexión que se establece entre los huesos del cuerpo y que une el sistema esquelético en un todo funcional[1][2][3]. Algunas articulaciones, como las de la rodilla, el codo y el hombro, son autolubricantes, casi sin fricción, y son capaces de soportar la compresión y mantener cargas pesadas sin dejar de ejecutar movimientos suaves y precisos[3] Otras articulaciones, como las suturas entre los huesos del cráneo, permiten muy poco movimiento (sólo durante el parto) para proteger el cerebro y los órganos de los sentidos[3] La conexión entre un diente y la mandíbula también se denomina articulación, y se describe como una articulación fibrosa conocida como gomphosis. Las articulaciones se clasifican tanto estructural como funcionalmente[4].
El número de articulaciones depende de si se incluyen los sesamoides, de la edad del ser humano y de la definición de articulaciones. Sin embargo, el número de sesamoides es el mismo en la mayoría de las personas, siendo raras las variaciones[5][6][7].